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Los avances en inteligencia artificial llegan casi uno tras otro. Todos se sorprenden, todos se emocionan por el futuro, todos piensan en Matrix, Terminator y Yo, Robot. Nadie se muestra indiferente. Todos se sienten "parte del futuro". No obstante, el señor Eric Horvitz, director de de investigación de Microsoft, considera que estamos literalmente en pañales.
El concepto de inteligencia artificial fue propuesto en 1965 como un campo a desarrollar para que las maquinas fueran capaces de resolver problemas para los que solo la competencia humana está preparada. Desde ese momento han pasado poco más de cincuenta años, y los avances en la materia dejarían con la mandíbula en el suelo a quienes bautizaron el termino décadas atrás.
Aun así, este evidente progreso no le llega siquiera a los talones a los procesos mentales más básicos. Harry Shum, vicepresidente ejecutivo de la división de IA, sentencia que en la actualidad "la inteligencia artificial ni siquiera está al nivel de un bebé". Y es que a diferencia de la inteligencia artificial más sofisticada de hoy, un infante puede procesar estímulos como la luz, sonido, emociones, grados de comodidad o malestar, etc.
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¿Pero cómo es posible que un recién nacido supere una IA capaz de delinear órganos, conducir autos o escribir poemarios?
Eric Horvitz lo explica de un modo bastante simple. Sucede que los seres humanos tienen percepción, aprendizaje, raciocinio y lenguaje natural, virtudes que les permiten afrontar el complejo mundo en el que viven, lleno de azares y de incertidumbres. En cambia la IA de hoy solo es capaz de automatizar tareas de gran exigencia, pero de forma aislada y en entornos (laboratorios) donde el azar no es tan grande porque existe mucha planificación humana previa.
Sí, la IA está avanzando de forma sorprendente, pero nunca está de más pisar tierra.
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