Elon Musk no solo es un célebre empresario del mundo tecnológico, también se le conoce como un filántropo apasionado por el progreso y seguridad de la especie humana. Una prueba de ello es su gran preocupación en torno a la inteligencia artificial, la cual considera peligrosa ya que podría dominarnos algún día.
Aunque él no se cierra a la idea de seguir desarrollando dicha tecnología (reconoce que es algo inevitable), sí es muy enfático al momento de emitir sus opiniones y sugerir planes de contingencia, lo que le ha llevado a ser tildado de "alarmista" por otros hombres de éxito como Mark Zuckerberg, creador de Facebook y reconocido impulsor de la IA en las redes sociales.
Sin embargo, a pesar de algunas críticas, Elon va a un paso más allá en sus deseos de prevención y sugiere la necesidad de un "gorro de hechicero". Con dicho invento estaríamos haciendo mucho más que prevenir una futura supremacía de las máquinas; ese artefacto llevaría a la humanidad a un nuevo nivel de progreso con la inteligencia artificial.
¿Qué es un "gorro de hechicero"?
El término "gorro de hechicero" suena propio de una novela de la Edad Media, pero en realidad se trata de un concepto de la ciencia ficción que, de ser llevado a la realidad, permitiría la comunicación directa entre el cerebro humano y las máquinas. De esa manera podríamos transmitirles nuestras ordenes, nuestras ideas y juicios, a la vez que ellas se desarrollan junto a nosotros. En pocas palabras, sería una especie de conexión en donde dominaríamos por completo nuestro destino.
¿Cómo conservaríamos nuestra supremacía sobre la IA?
Para entender mejor la idea, debemos remontarnos a la evolución de los primeros seres vivos: Primero, existieron formas de vida unicelulares, incapaces de comunicarse unas con otras hasta su muerte; luego aparecieron las medusas, primeras criaturas con un sistema nervioso (sin cerebro) capaz de reaccionar ante ciertos estímulos; después, llegaron los platelmintos con su red compleja de nervios y "protomédulas" que les permitieron recolectar información, llevarla a la "central" y determinar acciones convenientes. Es aquí donde hablamos del primer cerebro.
Posteriormente, aparecieron criaturas más complejas con la capacidad de recolectar información sofisticada, llevarla a distintas partes del cuerpo y dictaminar un sinfín de acciones individuales y colectivas. El cerebro es tan maravilloso que sobrepasa al individuo, siendo capaz de conectar a una persona con otras a través del lenguaje y los recuerdos, lo que hace de nuestra especie una "red neuronal" gigante, en donde las generaciones actuales reciben el conocimiento de las anteriores y lo nutren con nuevas experiencias.
Como seres individuales hay muchas cosas que no podemos hacer, por ejemplo la mayoría de personas no sabe fabricar un lápiz; pero como un "coloso humano" (inteligencia colectiva) la especie pudo llegar a la Luna. Como un todo, la raza humana está desarrollando la IA al punto de que algún día se le escapará de las manos ¿podremos evitarlo? Sí, haciendo que la inteligencia artificial se una al "coloso humano". Ahí está el papel del "gorro de hechicero" de Elon Musk: hacer de la IA otra capa más de nuestro cerebro.
El millonario sudafricano resume esta idea en un imperativo: "Envolvamos nuestro cerebro con una nueva capa que construyamos nosotros mismos. Evolucionémos, vayamos hacia adelante. Nuestro objetivo es tener tanto inteligencia artificial como humana en nuestra mente".
Con un dispositivo de esa naturaleza nunca perderíamos poder sobre la inteligencia artificial, ni limitaríamos su desarrollo, sino que este también nos perfeccionaría a nosotros. Elon quiere convencerse y convencernos de que la IA es parte de la evolución humana, y por ello es necesario un "gorro de hechicero" que nos conecte con ella. Idealista tal vez, pero fascinante.
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